Mica, agotada, se sentó en una acera y, mirando a Michelito, se echó a llorar diciendo: “¡Qué faena! ¡Pobre Doña Aspiradora, pobre Sandy Wichera! ¡¡¡Secuestradas!!! ¿Ahora qué hacemos?”.

Michelito contestó: “Y a ver cómo se lo contamos a Molinillo, con lo enamorado que está de Sandy”…
Así, desconsolados, dejamos a Mica y Michelito al final del capítulo anterior, porque los malvados de El Retiro del Cacharro se llevaron con ellos a Doña Aspiradora y a Sandy Wichera, sin darles una oportunidad de llevar una vida plena hasta el fin de sus días. En cuanto corrió la noticia por la nueva casa de la familia de Mica, todas las máquinas electrodomésticas mostraron su preocupación:
Dora la Lavadora (gimiendo): “¡Ay, la pobre Sandy Wichera!, seguro que la torturan obligándola a tostar y tostar y tostar cientos de rebanadas de pan, menudo tostón, antes de tirarla en cualquier descampado…”.
Señor Microondas: “¿Y Doña Aspiradora? Con lo malita que está de sus alergias… La dejarán abandonada en cualquier macrovertedero y tendrá que tragarse olores, polvos, micropolvos y micropartículas de todo tipo y condición, ¡qué megasufrimiento más grande!”.
Míster Frigorífico: “No lo quiero pensar, no lo quiero pensar, no lo quiero pensar… ¡Qué escalofríos, se me pone todo de punta!”.
Don Televisor: “Tenemos que hacer un documental de denuncia inmediatamente; que llegue a todos los confines de la península Ibérica, de la Unión Europea, de Latinoamérica, del Planeta Tierra…”.
Señora Tostadora: “¡Mi hermana Sandy Wichera! Me pongo muy nostálgica. Cuántas competiciones para ver quién tostaba mejor el pan de molde hemos hecho. Con lo bien que lo hemos pasado juntas…”.
Señorita Batidora: “¡Me revuelvo toda! Este atentado a la dignidad de todas nosotras no puede quedar así”.
Molinillo TurboX : “Mi queridísima Sandy…, ¿dónde estás?, ¿qué te están haciendo?, ¿en qué piensas?, ¿duermes bien?, ¿te han dejado miguitas de esas que tanto molestan por toda tu superficie?”.
Y ¡bua! Y ¡bua! Un llanto detrás de otro. Aunque por un lado estaban contentas por haberse librado de los malvados planes de los malvados individuos del malvado El Retiro del Cacharro, no había manera de consolar a las máquinas electrodomésticas por haber perdido a dos de sus compañeras.
Hasta que de repente irrumpió en escena la Abuela Anastasia; se plantó en medio del salón muy decidida, con los brazos en jarra, y dijo: “Esto no puede quedar así. No, no y no. Yo tengo un plan”.
Y la palabra ‘plan’ corrió de boca en boca de todos los presentes como si fuera una palabra mágica.
“Sí, amiguitas, sí, un plan fenomenal”, añadió, muy segura, la Abuela Anastasia.
Y la palabra ‘fenomenal’ corrió de boca en boca de todos de una manera fenomenal, remarcando mucho la última letra, la ele. Nuestras máquinas electrodomésticas empezaron a murmurar y dar saltitos, de una manera que parecían los Minions de las películas.
“¿Os acordáis de la Princesa Leia, la del pelo recogido en forma de ensaimadas, la de La Guerra de las Galaxias, que nos ayudó en la presentación del documental que vimos sobre el destino de las máquinas electrodomésticas?”, preguntó la Abuela Anastasia.
Todos los presentes dijeron que sí moviendo la cabeza arriba y abajo.
“Pues bien, queridas máquinas y queridas humanas”, continuó la Abuela Anastasia, “tenéis que saber que me he hecho muy amiga de ella, que hemos compartido muchas recetas de cocina y trucos caseros de limpieza. Así que le pedí un favor, que nos prestara una nave espacial para viajar entre galaxias a buscar a Sandy Wichera y Doña Aspiradora, porque ya sabéis que las máquinas electrodomésticas se convierten en basura espacial si no se respetan sus ciclos vitales y se las retira antes de tiempo”.
“¡Una nave espacial!”, gritaron todas, máquinas y humanas.
–¿Y qué me ha contestado ella? –inquirió la Abuela Anastasia.
–¿Qué? –respondieron preguntando todas al unísono.
–Que imposible.
–Oooh –todas, con enorme tono de pena.
–Que ahora las tienen alquiladas todas para hacer unos trabajillos de reconfiguración de agujeros negros y enanas marrones en otra galaxia… ¡Pero!
–¡Pero!
–Pero que no nos preocupemos, que nos deja un cohete.
–¡Un coheeeteee! –todas, muy alborotadas.
–Efectiviwonder, ¡un cohete de última generación! Así que en una semana partimos a la estratosfera en busca de Sandy Wichera y Doña Aspiradora. Como no cabe mucha gente en el cohete, la tripulación estará formada por Mica, Michelito y yo misma por la parte humana, y por Señor Microondas y Señora Tostadora, por parte de las máquinas electrodomésticas, que tienen un cuerpo razonable y no ocupan mucho espacio en el Espacio.
Todas, máquinas y humanas, estallaron en un enorme aplauso.
–Más detalles técnicos –añadió Abuela Anastasia–. El cohete despegará desde el jardín trasero. Para prepararnos para el viaje y la ausencia de gravedad, haremos ejercicios toda esta semana de saltos a la pata coja, piruetas de todos los sabores, el pino con las orejas y flexiones con todas las articulaciones y alguna más.
Nuevos y estruendosos aplausos.
Tantos que hicieron aparecer a Mamá y Papá.
–¿Pero qué sucede aquí, qué es este jaleo? –preguntaron a la vez, muy conjuntados.
–Que nos vamos la próxima semana en cohete a buscar por la Vía Láctea a Sandy Wichera y Doña Aspiradora –respondió Michelito.
–Para rescatarlas de su estado de basura espacial –añadió Mica– y traerlas de nuevo a la Tierra hasta que terminen de cumplir su vida útil y pasen a convertirse en brillantes estrellas nada fugaces.
–Pues en principio nos parece fenomenal –respondieron a la vez Mamá y Papá, muy coordinados.
–Fenomenaaalll –repitieron todas.
–¡Ah! –añadió Abuela Anastasia–. La Princesa Leia me ha dicho que la misión puede prolongarse tres o cuatro o cinco días; así que prepararé unas cápsulas alimenticias bien sanas y nutritivas con los mejores productos de Kilómetro Cero y producción ecológica que encuentre en el mercado. Todo está controlado, amiguitas. Llevaos pijamas y almohadas, que haremos batallas de almohadas, que me han dicho que con la ausencia de gravedad son la mar de divertidas.
–¡Viva la Abuela! –gritaron Mica y Michelito a la vez, muy conjuntados.
–¡Viva! –respondieron, alborozadas, todas las máquinas electrodomésticas.
–¡Menudo plan más planazo! –le dijo Michelito a Mica mirándola fijamente a los ojos. –Te quiero, Sandy –suspiró, con lágrimas en los engranajes, Molinillo TurboX.
Texto escrito por Rafa Ruiz, periodista y coordinador de El Asombrario.
Ilustración realizada por Raúl Ortiz.
Puedes leer el séptimo capítulo aquí.
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