Como recuerda la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA), casi una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero en Europa tienen su origen en el transporte. Se trata de un sector en el que la reducción lograda en los últimos años ha sido menor, al margen de la situación excepcional por la pandemia. De ahí la importancia de seguir adoptando medidas. El avance implica a todos: a la población, a los gobiernos y a las empresas.

Por un lado, es necesario que nos concienciemos de que hay muchos desplazamientos diarios que se pueden hacer a pie. El coche es, demasiadas veces, una costumbre más que una necesidad real. Si recorrer una distancia andando no te emplea más de 20 minutos y no tienes impedimentos físicos, lo aconsejable es caminar. Así, haces ejercicio y mejoras la salud, evitas gastos y contribuyes a la reducción de emisiones.
Iniciativas como Ciudades que caminan pretenden avanzar en esa línea. Han popularizado los llamados “metrominutos”, mapas en los que se informa de la distancia en metros y en minutos andando entre diferentes puntos de la ciudad.
Los gobiernos tienen un papel clave porque deben lograr que andar por calles y avenidas sea seguro -evitando barreras físicas o dando tiempo suficiente en los semáforos para cruzar- y agradable: con zonas de tránsito amplias, bien pavimentadas, arbolado y, por su puesto, bien iluminadas y limpias.
A pie o en patinete, con la ayuda de tu empresa
Cuando la opción de ir andando se complica, otra forma de favorecer la movilidad sostenible es usar las bicicletas y los Vehículos de Movilidad Personal (VMP). Son útiles si la distancia a recorrer de esa forma no te va a emplear más de 30 minutos. En el fomento de su uso tienen un papel fundamental los municipios, ya que pueden crear carriles específicos y alentar a las empresas de alquiler.
También pueden contribuir las empresas o los centros de estudio. A veces es más común que tengan aparcamiento para coches que un lugar seguro donde dejar ese otro tipo de vehículos menos contaminantes y que ocupan menos espacio. La flexibilidad del horario en la entrada y salida ayuda para que sea posible, por ejemplo, dejar a los niños en el colegio y llegar en bici o en patinete al puesto de trabajo.
Transporte público eficiente y a todos los puntos de interés
Para fomentar la movilidad sostenible es esencial el estudio de hacia dónde y cuándo se producen los grandes desplazamientos cada día. En función de los mismos, se debe hacer un diseño eficaz de las líneas de transporte colectivo. Los datos de los dispositivos electrónicos facilitan las cosas.
Lejos de la concepción radial que existía cuando el centro de la ciudad lo marcaba todo, los barrios de oficinas y parques empresariales o tecnológicos se extienden ahora por las áreas metropolitanas. El transporte público debe responder a esa circunstancia, sin una visión localista y con buenas interconexiones. El transporte colectivo seguirá siendo residual si supone emplear el doble o triple de tiempo que en coche en los desplazamientos diarios al trabajo.
Finalmente, los expertos recomiendan optar de forma preferible por el tren frente al avión en viajes que podamos cubrir de esa forma en unas dos horas. Es importante una política de precios y abonos para usuarios habituales.
En una movilidad más sostenible y menos contaminante es fundamental, por otro lado, la progresiva sustitución de los combustibles fósiles en los vehículos pesados que circulan por ciudades y carreteras: el hidrógeno, el autogás y el biopropano. La ciencia y la tecnología son aquí unas aliadas.
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