No hay reconversión económica o industrial que no genere resistencias en parte de la sociedad y los sectores afectados. No escapa a este hecho todo lo que tiene que ver con la sostenibilidad. Sin embargo, además de una necesidad medioambiental, ésta es una oportunidad en términos económicos. Para darse cuenta basta con reflexionar sobre qué supone hoy la economía verde y cómo influye en la creación de empleo.

Técnicamente, la economía verde se define como el modelo que apuesta por un desarrollo sostenible, eficiente en la gestión de los recursos, pero que sea a la vez rentable, buscando soluciones que generen beneficios económicos, sociales y medioambientales. La ONU pone el acento en que también debe ser socialmente más inclusivo.
Un aliciente para la innovación
Más allá de su peso en el Producto Interior Bruto (PIB), la economía verde lleva años impulsando la innovación. Es un proceso imparable, por la necesidad de hallar soluciones inteligentes que satisfagan las demandas de la sociedad pero con menos impactos. Esta transición es una oportunidad para investigadores y centros de I+D+i.
También lo es para las empresas que están apostando por la economía circular y por hacer las cosas de otra manera en todos los sectores: primario, industria y servicios. Agricultura inteligente, energías renovables, nuevos materiales, reciclaje, ecoturismo o transporte sostenible son ya mucho más que conceptos abstractos.
Una repercusión directa en el empleo
La respuesta a cómo influye esa economía verde en la creación de empleo es que de forma determinante. Por el empleo en sí y por la necesidad de cualificación. Según el informe la Organización Internacional del Trabajo (OIT), si se mantienen los objetivos de descarbonización marcados, se generarán hasta 24 millones de puestos de trabajo para el año 2030 o 18 millones netos, teniendo en cuenta los que también se perderán por el camino.
Todo tipo empresas están demandando perfiles que incorporen la perspectiva medioambiental para impulsar la transición hacia una economía verde. Conlleva un desafío desde el punto de vista de la formación y la educación ambiental.
No hay que olvidar que sólo en la UE, el 30% del presupuesto plurianual (2021-2028) movilizará al menos un billón de euros para inversiones sostenibles. Los países miembros deben destinar el 37% del Mecanismo para la Recuperación y Resiliencia de los Next Generation a reformas acordes con los objetivos climáticos.
Estas políticas para incentivar una economía verde y la transición hacia la descarbonización están siendo reforzadas por la mayoría de los estados.
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