Todos somos conscientes de que muchos aparatos eléctricos y electrónicos se han convertido en indispensables para nuestro día a día, hacen más fácil nuestra rutina e incluso forman una pieza esencial de nuestras relaciones sociales.
Desde los móviles y ordenadores, que nos permiten estar conectados con los demás y disfrutar de nuevas actividades de ocio, hasta electrodomésticos y grandes aparatos como aires acondicionados.

Tener en cuenta la importancia del reciclaje de estos aparatos cuando se convierten en un Residuo de Aparatos Eléctrico y Electrónico (RAEE), porque han dejado de funcionar, es esencial para la preservación del Medio Ambiente y de nuestro Planeta.
Pero, ¿qué hacemos cuando siguen funcionando, pero ya no los usamos? Se conocen como Aparatos Eléctricos y Electrónicos (AEE) usados y te contamos qué hacer con ellos. ¡Toma nota!
Lo primero que debemos tener en cuenta y que no debemos olvidar es que los RAEE pueden contener sustancias muy peligrosas para el Medio Ambiente y para nuestra Salud. El cadmio, el mercurio, el fósforo, los aceites peligros o determinados gases que afectan al calentamiento global y dañan la capa de ozono. Para evitar este daño, deben gestionarse correctamente cuando se convierten en residuos a través del reciclaje.
¿Qué es un AEE usado?
Tenemos claro que un RAEE son todos los aparatos que, durante su vida útil, han necesitado pilas, baterías o estar enchufados a la corriente eléctrica y se convierten en residuos cuando dejan de funcionar. Entonces, ¿qué es un AEE usado?
Según la normativa vigente, concretamente el Real Decreto 110/2015, considera que un AEE usado son los dispositivos electrónicos que “pese a haber sido utilizados no han adquirido la condición de residuo ya que su poseedor no los desecha o no tiene la intención u obligación de hacerlo, pero quiere darles un uso posterior”.
Esta misma normativa sostiene que el usuario del AEE usado podrá destinarlo a su reutilización o depositarlo en los lugares aptos para que puedan ser reciclados, como organizaciones sin ánimo de lucro o comercios de segunda mano, siempre que se aplique la normativa específica de comercio y protección de los consumidores.
En este sentido, la responsabilidad del propietario termina cuando entre sus RAEE en las instalaciones o puntos de recogida de las entidades locales, de los distribuidores, de los gestores de residuos o en las tiendas #GreenShop.
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