¿Qué son los RAEE?: definición de los RAEE
¿Cuántos electrodomésticos hay actualmente en los hogares españoles? ¿Cuántos pequeños aparatos eléctricos contribuyen a facilitar el trabajo de miles de personas? Y en el campo sanitario o audiovisual ¿qué cantidad de productos electrónicos se utilizan para la elaboración de pruebas o la grabación e imágenes? Ante estas preguntas, cabe añadir otra más: ¿qué se hace con estos aparatos cuando dejan de funcionar? Sencillamente se convierten en residuos.
Los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) son aquellos elementos que utilizamos diariamente, como cepillos de dientes eléctricos, secadores de pelo, tablets, lavadoras, teléfonos, frigoríficos o planchas, y que cuando dejan de funcionar se vuelven inservibles y pasan a ser considerados como RAEE.
La legislación de los RAEE viene marcada por el Real Decreto 110/2015, de 20 de febrero en la que se define lo que es un residuo de aparatos eléctricos y electrónicos y se detalla un modelo de gestión eficiente para ellos.
Según el Real Decreto 110/2015, de 20 de febrero los «Residuos de aparatos eléctricos y electrónicos» o «RAEE» son todos los aparatos eléctricos y electrónicos que pasan a ser residuos de acuerdo con la definición que consta en el artículo 3.a) de la Ley 22/2011, de 28 de julio. Esta definición comprende todos aquellos componentes, subconjuntos y consumibles que forman parte del producto en el momento en que se desecha.
El Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA) considera aparatos eléctricos y electrónicos (AEE) a todos los aparatos que, para funcionar debidamente, necesitan corriente eléctrica o campos electromagnéticos, y los aparatos necesarios para generar, transmitir y medir tales corrientes y campos, que están destinados a ser utilizados con una tensión nominal no superior a 1.000 V en corriente alterna y 1.500 V en corriente continua.

Los RAEE y la contaminación del medio ambiente
Los RAEE o basura electrónica pueden contener sustancias peligrosas, como el cadmio, mercurio, plomo, arsénico, fosforo, aceites peligrosos y gases que agotan la capa de ozono o que afectan al calentamiento global como los clorofluorocarbonos (CFC), hidroclorofluorocarbonos (HCFC), hidrofluorocarbonos (HFC), hidrocarburos (HC) o amoniaco (NH3), que si bien son necesarias para garantizar su funcionalidad, pueden emitirse al medio ambiente o ser perjudiciales para la salud humana si, una vez que se convierten en residuos, los aparatos no se gestionen y se tratan adecuadamente.
Como ejemplo, esta tabla en la que se indica el porcentaje en peso de los materiales contenidos:

Fuente: MAPAMA
Los materiales valorizables que contienen los aparatos eléctricos y electrónicos suponen un recurso que no debe ni puede perderse, y que tienen que recuperarse en la última etapa de la vida, cuando se transforme en residuo, a través del reciclado de manera que esos recursos puedan ser conservados para futuras generaciones, siendo un claro ejemplo de aplicación de la economía circular.
Se trata, por tanto, de un modelo en el que entran en juego las cuatro “R”: reducir, reutilizar, reparar y reciclar, y donde pasa a un primer plano el beneficio social y medioambiental, en colaboración con la sostenibilidad. Así, la economía circular tiene como uno de sus principales objetivos mantener el valor de los productos, materiales y recursos en la economía el mayor tiempo posible.
A este respecto, la Fundación Ecolec gestionó durante 2017 un total de 103.041 toneladas de RAEE. Esta cifra supone un aumento del 14% respecto al año pasado, convirtiéndose en el primer y único sistema colectivo de responsabilidad ampliada del productor (SCRAP) de España en superar los 100 millones de kilogramos (100.000 toneladas) anuales de RAEE correctamente gestionados, evitando la emisión de casi 140.000 toneladas de dióxido de carbono equivalente y obteniendo, aproximadamente, 58.700 toneladas de metales férricos y 2.400 toneladas de aluminio y cobre, entre otros materiales.
Categorías de AEE
Las 7 categorías de AEE
Los aparatos eléctricos y electrónicos se dividen en categorías y subcategorías en función de su uso y de sus características. A partir del 14 de agosto de 2018 se clasifican los AEE en 7 categorías (en lugar de 10 como se venía haciendo hasta entonces), según lo dispuesto en el Real Decreto 110/2015. Estas nuevas categorías son:

1. Aparatos de intercambio de temperatura con excepción de 1.1, 1.2 y 1.3.
- 1.1| Subcategoría 1. Aparato eléctrico de intercambio de temperatura clorofluorocarburos (CFC), hidroclorofluorocarburos (HCFC), hidrofluorocarburos (HFC), hidrocarburos (HC) o amoníaco (NH).
- 1.2| Subcategoría 2. Aparato eléctrico de aire acondicionado.
- 1.3| Subcategoría 3. Aparato eléctrico con aceite en circuitos o condensadores.
2. Monitores, pantallas y aparatos con pantallas de superficie superior a 100 cm²
- 2.1| Subcategoría 1. Monitores y pantallas LED.
- 2.2| Subcategoría 2. Otros monitores y pantallas.
3. Lámparas
- 3.1| Subcategoría 1. Lámparas de descarga (mercurio) y lámparas fluorescentes.
- 3.2| Subcategoría 2. Lámparas LED.
4. Grandes aparatos (con dimensión exterior superior a 50 cm)
Están incluidos, entre otros: Electrodomésticos, aparatos de consumo, equipos de informática y telecomunicaciones, luminarias, aparatos de reproducción de sonido o imagen, equipos de música, herramientas eléctricas y electrónicas, juguetes, equipos deportivos y de ocio, productos sanitarios, instrumentos de vigilancia y control, máquinas expendedoras y equipos para la generación de corriente eléctrica. Esta categoría no incluye los aparatos contemplados en las categorías 1 a 3 ni 7.
5. Pequeños aparatos (sin ninguna dimensión exterior superior a 50 cm)
Están incluidos, entre otros: electrodomésticos, aparatos de consumo, luminarias, aparatos de reproducción de sonido o imagen, equipos de música, herramientas eléctricas y electrónicas, juguetes, equipos deportivos y de ocio, productos sanitarios, instrumentos de vigilancia y control, máquinas expendedoras y equipos para la generación de corriente eléctrica. Esta categoría no incluye los aparatos contemplados en las categorías 3 y 6.
6. Equipos de informática y telecomunicaciones pequeños (sin ninguna dimensión exterior superior a los 50 cm)
7. Paneles fotovoltaicos grandes (con una dimensión exterior superior a 50 cm)
- 7.1| Subcategoría 1. Paneles fotovoltaicos con silicio.
- 7.2| Subcategoría 2. Paneles fotovoltaicos con teluro de cadmio.
Para ampliar información sobre este aspecto, te recomendamos que leas nuestra Guía de declaración de los aparatos puestos en el mercado ante el Registro Integrado Industrial.
Si eres productor, te recomendamos visitar nuestra información sobre cómo afecta el cambio a los productores.
Categorías de AEE hasta el 14 de agosto de 2018
Hasta el 14 de agosto de 2018 se clasificaban los AEE en 10 categorías y 14 subcategorías. Esta división entre categorías contemplaba, entre otros, los siguientes productos, muy presentes en nuestro día a día:
- Grandes electrodomésticos: frigoríficos, aparatos de aire acondicionado, radiadores o lavadoras.
- Pequeños electrodomésticos: aspiradoras, planchas, cafeteras o básculas.
- Equipos de informática y telecomunicaciones: ordenadores, impresoras, teclados o fax.
- Aparatos electrónicos de consumo y paneles fotovoltaicos: televisores, videocámaras o amplificadores de sonido.
- Aparatos de alumbrado: lámparas led o luminarias profesionales.
- Herramientas eléctricas y electrónicas: sierras o máquinas de coser.
- Juguetes o equipos deportivos y de ocio: trenes eléctricos o videojuegos.
- Productos sanitarios: aparatos de radioterapia o de cardiología.
- Instrumentos de vigilancia y control: detectores de humo o paneles de control.
- Máquinas expendedoras: máquinas expendedoras automáticas de bebidas o de productos sólidos.
Por qué es importante el reciclaje de RAEE
La importancia de reciclar aparatos eléctricos y electrónicos
¿Has pensado alguna vez cuántos aparatos electrónicos y eléctricos forman parte de nuestras vidas? Sólo tienes que echar un vistazo a tu alrededor: tablets, máquinas de afeitar, cepillos eléctricos, ventiladores… Sin estos dispositivos la vida moderna no podría entenderse como tal. Los aparatos electrónicos hacen más cómodas nuestras vidas, pero muchos de sus componentes son muy contaminantes. pueden convertirse fácilmente en chatarra electrónica. Por eso es fundamental que todos contribuyamos a su reciclaje para que el medio ambiente no lo acabe pagando.
Dar una “segunda vida” a algunos productos es muy fácil. Si quieres desechar un aparato eléctrico o electrónico y adquieres uno nuevo, cualquier establecimiento tiene la obligación de aceptar el viejo y encargarse de la gestión de sus residuos. Por otra parte, tenemos los puntos limpios en cada municipio donde también podemos depositar nuestros aparatos. Pero ahora, además, los aparatos eléctricos y electrónicos menores de 25 cm se pueden depositar en cualquier superficie que tenga más de 400m2, independientemente de si compras uno nuevo o no. Y es que, mediante el reciclaje se pueden recuperar materiales como plástico o aluminio, básicos para el sistema productivo.
Los aparatos eléctricos y electrónicos poseen unas características especialmente contaminantes. Un frigorífico mal reciclado emite a la atmosfera gases de efecto invernadero equivalentes a las emisiones de un coche en 15.000 kilómetros o que el fósforo que hay dentro de un televisor es capaz de contaminar hasta 80.000 litros de agua. Además, muchos de estos dispositivos contienen sustancias como mercurio, cadmio o bromo, lo que provoca daños muy graves al medio ambiente y a las personas que los manipulan.
Por todo esto, los dispositivos eléctricos y electrónicos requieren un cuidado especial, no sólo en su tratamiento y reciclaje, sino también en el resto de los procesos de recogida, almacenamiento y transporte.
Como usuarios de estos productos tenemos una responsabilidad sobre ellos. La mayor parte se pueden reciclar, pero muchas veces por el desconocimiento de las posibilidades que ofrece el reciclado acaban en vertederos. Por esta razón, debemos separar en el origen estos residuos y aprovechar los canales específicos destinados a ello.
Como dato ilustrativo, un frigorífico mal reciclado emite a la atmosfera gases de efecto invernadero equivalentes a las emisiones de un coche en 15.000 kilómetros o el fósforo que hay dentro de un televisor es capaz de contaminar hasta 80.000 litros de agua. Además, como apunta el informe de la Comisión de residuos electrónicos de la Oficina Internacional de Reciclaje, la previsión es que la basura electrónica mundial crecerá un 30% hasta 2025, alcanzando los 53,9 millones de toneladas de desechos de aparatos electrónicos.
La basura o charra electrónica mundial crecerá un 30% hasta 2025, alcanzando los 53,9 millones de toneladas de desechos de aparatos electrónicos.
Por todo esto, los dispositivos eléctricos y electrónicos requieren un cuidado especial, no sólo en su tratamiento y reciclaje, sino también en el resto de los procesos de recogida, almacenamiento y transporte. Todas las etapas de la gestión de estos aparatos deben hacerse en unas condiciones que garanticen su seguridad, sin mezclarse con otros flujos de residuos (recogida separada) y evitar manipulaciones o roturas que puedan liberar las sustancias peligrosas al medio ambiente.
Como usuarios de estos productos, gran parte de la responsabilidad sobre su correcta gestión obliga a ser conscientes y a actuar. La mayor parte de estos aparatos se puede reciclar, pero muchas veces por el desconocimiento de las posibilidades que ofrece el reciclado acaban en vertederos. Por esta razón, es necesario separar en el origen estos residuos y aprovechar los canales específicos destinados a ello.
La industria tecnológica: un sector que no para de crecer
Según la Oficina de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), la industria electrónica genera cada año más de 40 millones de toneladas de residuos electrónicos (RAEE). Un dato preocupante ya que este tipo de residuos es el que más está creciendo en todos los países: se estima que el año que viene se puede llegar a los 50 millones de toneladas de residuos.
Este aumento, de entre un 16% y un 28% cada cinco años, es casi el triple que el de la basura generada en los domicilios particulares y viene motivado por la creciente innovación tecnológica.
Los países que más residuos electrónicos generan
A nivel mundial, Estados Unidos y China suponen el 32% de la basura electrónica que se genera, mientras que en Europa este ranking lo lidera Noruega con una media de 28,4 kg de RAEE generados por cada habitante al año. Le sigue Suiza con 26,3 kg e Islandia con 26,1 kg.
En cuanto a los datos de nuestro país, solo en España cada año se ponen en el mercado más de medio millón de toneladas de aparatos eléctricos y electrónicos, por lo que, al menos, 225.000 toneladas de residuos deberían ser gestionados correctamente. Aquí nos enfrentamos al principal problema de nuestro sector: no todos los residuos se recuperan y reciclan de manera adecuada, por lo que debemos actuar acorde a la normativa.
Si no reciclamos estamos contribuyendo a la acumulación de estos residuos y componentes en vertederos y contribuimos a explotar unos recursos naturales limitados que tenemos a nuestra disposición. Por eso una de las consecuencias de una gestión no correcta de estos residuos sería una pérdida de recursos y un encarecimiento de los procesos productivos.
Y es que en la producción de un ordenador se consumen, de media, 1.500 litros de agua, 5.300 KWh de energía, 240 kg de combustibles fósiles y 22 kg de otros químicos. Las consecuencias de no reciclar correctamente se agravan en algunos puntos del planeta donde la extracción de materias primas para fabricar estos productos produce graves impactos sociales.
Debemos valorar la importancia de reciclar correctamente, y más cuando se trata de aparatos potencialmente peligrosos para el medio ambiente y, que de no ser gestionados correctamente, afectarían negativamente a las próximas generaciones. Nuestra responsabilidad se convierte en la clave para contribuir a preservar y cuidar del planeta Tierra.
Dónde reciclar los RAEE
Un aspecto a resaltar es la prevención de generación de RAEE. Esta prevención consiste en evitar nuevos residuos mediante un consumo responsable de aparatos, prolongando su vida útil y reutilizándolos cuando sea posible.
Para facilitar el correcto reciclaje de los RAEE, Ecolec ha desarrollado un buscador que proporciona información actualizada sobre la ubicación de los más de 800 lugares en los que, por sus características, es posible reciclar correctamente los residuos electrónicos.
Este mapa se muestra la ubicación de:
- Puntos de venta. Esta modalidad de búsqueda muestra la información sobre aquellas tiendas que colaboran con Ecolec en la correcta gestión de los RAEE, cerca de 2.000 puntos de venta.
- Establecimientos #GreenShop. Esta opción de búsqueda informa a los usuarios de tiendas adheridas al programa de la Fundación Ecolec, del mismo nombre, cuyo objetivo es llevar a cabo una gestión ambiental responsable de los residuos derivados de su actividad comercial, lo que demuestra su compromiso con la economía circular, el desarrollo sostenible y la defensa del medio ambiente.
- Puntos limpios. Esta modalidad ofrece aquellas instalaciones de titularidad pública y de acceso libre y gratuito para todos los ciudadanos de un municipio, donde se realiza la recogida, selección y recuperación de los residuos urbanos que no deben depositarse en los contenedores habituales de vía urbana.
Registro de los AEE
El Real Decreto 110/2015, de 20 de febrero, subraya la obligación de que todos los productores de aparatos eléctricos y electrónicos se inscriban en la sección especial para los productores de aparatos eléctricos y electrónicos del Registro Integrado Industrial (RII-AEE).
Esto quiere decir que cada productor, cada fabricante de aparatos eléctricos y electrónicos, ha de reflejar el número de productos que pone en el mercado en un registro de carácter informativo y de ámbito estatal.
De esta manera, se consigue establecer un control de la cantidad de aparatos producidos y del porcentaje de estos que se recicla correctamente.

¿Qué tipos de productores existen?
El Real Decreto distingue los siguientes tipos de productores, con independencia de que se trate de personas físicas o jurídicas:
- Fabricante. Fabrica en España (salvo que fabrique para terceros con la marca de otra empresa, en cuyo caso este segundo es el productor).
- Vendedor de marca blanca, marca propia o marca de distribución: es productor de los aparatos que vende, sean fabricados en España por otra empresa a su nombre, sean fabricados en otro país e importados.
- Importador: importa un aparato desde un Estado miembro de la Unión Europea o desde un tercer país para su venta en España.
- Distribuidor: si importa alguno de los AEE que comercializa, pasa a ser un productor (importador) en relación a dichos aparatos. Si la totalidad de los aparatos que comercializa los ha adquirido de fabricantes o importadores que ya son productores en España, el distribuidor no es un productor.
- Vendedor a distancia: si está establecido fuera de España y vende AEE por medios de comunicación a distancia directamente a hogares particulares o a usuarios profesionales en España, es productor.
En definitiva, los aparatos eléctricos y electrónicos están muy presentes en la sociedad. Basta imaginar cuántos de estos aparatos se utilizaban hace apenas 30 años y cuántos de ellos se encuentran ahora en los hogares: teléfonos móviles, televisores, lavadoras, frigoríficos, secadoras, microondas, batidoras, planchas, aspiradoras, ordenadores, depiladoras, tablets, hornos y un largo etcétera, entre los nuevos gadgets pensados para practicar ejercicio o como elementos de distracción.
Además, los avances tecnológicos que presentan productos más veloces, dinámicos y con mayores prestaciones motivarán el incremento de los RAEE. Una adecuada sensibilización y concienciación sobre su impacto medioambiental y una adecuada gestión de los mismos resulta necesaria para las generaciones actuales y también para las futuras.
Esta información ha sido elaborada a partir de fuentes de la Fundación Ecolec y el MAPAMA.
Imágenes: unsplash.com – Nail Gilfanov, unsplash.com – Felipe P. Lima