Desde el 1 de septiembre los fabricantes de bombillas incandescentes de la Unión Europea han dejado de manufacturarlas y ya no se distribuirán a tiendas y grandes almacenes. Es el último paso dado por las autoridades europeas para lograr la transición hacia una tecnología más limpia, duradera y eficaz en el mundo de la iluminación. De hecho, el Ejecutivo comunitario calcula que, a partir de 2020, se ahorrarán 40.000 millones de kilovatios hora, el equivalente a la demanda eléctrica de 11 millones de hogares, y que se reducirá la emisión de 15 millones de toneladas de CO2 al año a la atmósfera, lo que contribuirá a limitar en un 20% las emisiones para 20
Esta medida forma parte de un proceso transitorio de adaptación iniciado en 2009 con la retirada de las bombillas incandescentes de más de 100 vatios; el fin de la comercialización de las superiores a 75 vatios en 2010, y la finalización de las 60 vatios en 2011. Con el fin de su distribución a las superficies comerciales, las bombillas tradicionales irán desapareciendo según se vaya agotando el stock existente en las tiendas.
A partir de ese momento, los consumidores podrán optar entre las bombillas fluorescentes compactas de larga duración (con un ahorro del 75% en comparación con las tradicionales); las halógenas, equivalentes en calidad de iluminación a las incandescentes, capaces de ahorrar entre un 25 y un 50%, y las dotadas con tecnología LED que, a pesar de su precio todavía elevado, parten a priori con el dorsal número 1 (por su larga duración y capacidad de ahorro, hasta un 70%) en esta carrera por conquistar el nuevo estándar lumínico.
Según la CE, la sustitución de las bombillas incandescentes por otras más eficientes permitirá que los hogares paguen hasta 50 euros menos al año (entre 5.000 y 10.000 millones de euros en toda la Unión Europea). Sirva como ejemplo un estudio realizado por el Pacific Northwest National Laboratory (PNNL), un centro especializado del Departamento de Energía de Estados Unidos, en colaboración con la empresa británica N14 Energy. En su contenido destacan que la eficiencia en cuanto a consumo energético de las bombillas de bajo consumo y las de tecnología LED son prácticamente iguales pero pronostican que esta última superará a la de la lámpara fluorescente compacta en cuanto a impacto a impacto medioambiental de su producción en el plazo de unos cinco años.