El diario «El Mundo» publica una noticia («Dónde van a parar los ‘viejos’ aparatos médicos») en la que se trata el reciclaje de los aparatos de radiología y, por extensión, se da un esbozo de cuál es el proceso para gestionar medioambientalmente los residuos de esta categoría (encuadrados en «Aparatos médicos») en la que se encuadran aparatos de radioterapia, cardiología, diálisis, ventiladores pulmonares, medicina nuclear, aparatos de laboratorio para diagnóstico in vitro, analizadores, congeladores, pruebas de fertilización y otros aparatos para detectar, prevenir, supervisar, tratar o aliviar enfermedades, lesiones o discapacidades.
En dicha noticia, su autora, Beatriz G. Portalatin, relata a través de conversaciones con distintos profesionales y expertos en la materia el riguroso proceso que se sigue con este tipo de residuos para su posterior reciclaje. Un proceso que, en Europa, cuenta con más de 40 Decretos que lo controlan desde el punto de vista legislativo. En el texto del periódico se habla de la obsolescencia tecnológica, del reciclaje de utensilios y equipamiento médico y de los beneficios (medioambientales, energéticos y económicos) que conlleva su reciclaje.
Cada aparato clínico tiene su propio historial. Todos los datos de estos residuos procedentes de aparatos médicos dedicados a la radiología quedan registrados en los Departamentos de Industria de las Comunidades Autónomas, en el registro de instalaciones sanitarias de los Servicios de Salud y en el Congreso de Seguridad Nuclear.
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