La Cátedra RELEC ha publicado un estudio sobre las denominadas «tierras raras», unos elementos que habitualmente se encuentran en los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos y que, por sus especiales características, los hace prácticamente insustituibles en sectores de alta tecnología (electrónica, automóviles eléctricos o híbridos, alumbrado de alta eficiencia y calidad; aerogeneradores; militar; medicina, etcétera).
Estamos hablando del cerio, elemento más abundante de todos los que integran las tierras raras (más abundante que el cobre); del lantano y el neodimio, más abundantes que el plomo, el níquel o el cobalto; del tulio y el lutecio, más abundantes que el platino o la plata, y casi 200 veces más que el oro. El problema es que están muy dispersos en la corteza terrestre y son difíciles de extraer.
Actualmente se conocen más de 200 minerales que contienen tierras raras (una relación compuesta por 17 elementos químicos), estando estimadas las reservas mundiales en alrededor de 100 millones de toneladas.