Actualmente, existen varios tipos de plantas que resisten a entornos climáticos adversos, como ocurre con el trigo, capaz de soportar altas temperaturas, y la soja, que resiste a heladas, entre otras.

Las plantas que se adaptan a los cambios ambientales pueden cooperar a la atenuación del Cambio Climático, pues capturan y retienen considerables cantidades de dióxido de carbono y ayudan en la disminución de los distintos niveles de este gas que contribuye al efecto invernadero en la atmósfera.
La relevancia de estas especies vegetales reside en su habilidad para ajustarse y persistir en ambientes climáticos extremos, lo que las hace importantes en la reducción de los efectos del calentamiento global. Su investigación y utilización en distintos campos, como la agricultura y la restauración de áreas boscosas, brindan posibilidades para mejorar la seguridad alimentaria y promover la preservación del ecosistema.
¿Cuáles son las plantas resistentes al Cambio Climático?
Aparte de las mencionadas, se pueden sumar plantas como los cactus que resisten a la sequía. También el arroz, capaz de sobrevivir a las inundaciones e incrementa la seguridad alimentaria en áreas más desfavorables por los calentamientos globales.
Por otro lado, el maíz es un cultivo resistente a la sequía y que captura el dióxido de carbono de la atmósfera. También están las plantas perennes, resistentes al estrés climático, tienen sistemas de raíces más profundos y pueden sobrevivir durante varios años.
Algunas plantas leguminosas, como los guisantes y las habas, se adaptan a suelos pobres y son capaces de fijar nitrógeno atmosférico en el suelo, mejorando así su fertilidad y son más resistentes a entornos alterados por el Cambio Climático. Además, hay variedades de pastos y arbustos que pueden tolerar el calor extremo y sobrevivir en climas cálidos y aumento de temperaturas.
Beneficios
Uno de los beneficios de las plantas que resisten el Cambio Climático es la capacidad para sustentar un rendimiento óptimo en circunstancias perjudiciales. Este hecho adquiere una relevancia crucial en el ámbito agrícola, donde las plantaciones son especialmente susceptibles a los impactos del Cambio Climático. Las plantas resistentes contribuyen a disminuir la dependencia de los agricultores en cuanto a recursos naturales como el agua.
Otra de las ventajas de las plantas resistentes al Cambio Climático radica en la protección de la diversidad biológica y los entornos naturales. Estas plantas tienen la capacidad de establecerse en áreas impactadas por el Cambio Climático, lo que ayuda a la recuperación de los ecosistemas y proporciona refugio para las especies. Además, constituyen un importante reservorio de genes resistentes al calentamiento global, los cuales reemplazan a otras especies vegetales para fortalecer la capacidad de los entornos naturales ante futuros fenómenos climáticos.
El empleo de la biotecnología para la creación de plantas resistentes
Además, las plantas resistentes al Cambio Climático se desarrollan mediante la biotecnología, las cuales emplean técnicas como la selección artificial y la hibridación dirigida.
La biotecnología vegetal ha posibilitado el desarrollo de cultivos más robustos frente al Cambio Climático. Por ejemplo, se han creado variedades de trigo que toleran altas temperaturas, aumentando así el rendimiento y su calidad.
Estos procesos permiten identificar y cruzar variedades con rasgos deseables, como resistencia a la sequía, tolerancia a altas temperaturas o capacidad para sobrevivir en suelos salinos. Además, la modificación genética desempeña un papel crucial al introducir genes específicos que otorgan a las plantas habilidades adaptativas adicionales. Este enfoque científico avanzado contribuye a crear cultivos más robustos y capaces de prosperar en entornos climáticos cambiantes, ofreciendo así soluciones innovadoras para los desafíos del Cambio Climático en la agricultura.
En resumen, estas mejoras genéticas permiten a estas plantas mantener su crecimiento y producción incluso en condiciones ambientales extremas y este avance no solo asegura la disponibilidad de alimentos en áreas afectadas por el Cambio Climático, sino que también mejora la eficiencia del sistema agrícola y reduce su impacto ambiental.
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