En la actualidad, España es uno de los principales países que está trabajando para el desarrollo sostenible. En concreto, de los 163 territorios que están inmersos en esta tarea, nuestro país se encuentra en el puesto 16.

Así lo establece de manera anual las Naciones Unidas, a través de su Informe de Desarrollo Sostenible para realizar un seguimiento sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos y de esta forma, cumplir con los compromisos que se derivan de la Agenda 2030. Este informe se elabora a partir de tres grandes conceptos, económico, social y medioambiental, los cuales miden el progreso de desarrollo sostenible en un país.
La situación de España
El país se encuentra entre los 20 primeros que están avanzando en desarrollo sostenible. Tal y como informa la ONU, para este progreso hace falta cumplir con un total de 118 indicadores de los cuales, España tiene 69 y cuenta con otros 20 que se encuentran en niveles aceptables, siendo los indicadores en los que más cumple las expectativas en la parte de políticas sociales y de instituciones.
En contraposición, los niveles más bajos se establecen en los indicadores de hambre y seguridad alimentaria; trabajo decente y crecimiento económico; o industria, innovación e infraestructura.
Principales retos a los que se enfrenta el país
En base a la información que aporta este informe y al análisis de los indicadores establecidos, España se enfrenta a tres retos principales en relación al desarrollo sostenible.
El primero de ellos es adaptar el sistema económico del país a los criterios de sostenibilidad ambiental, lo que se traduce en incluir mejoras en áreas como el desarrollo de una agricultura sostenible, gestión de basura electrónica, creación de sistemas de reciclaje de plásticos o fomento de la economía circular.
Un segundo reto está estrechamente relacionado con la productividad. Según muestran los indicadores, el país presenta carencias con respecto al desarrollo del capital humano, entre otras cosas, hay baja puntuación de los estudiantes en el programa PISA, bajo número de investigadores y un buen porcentaje de jóvenes que no estudian ni trabajan.
Por último, el tercer reto se basa en la desigualdad, algo que se hace notable en la banda salarial por género o la renta de los hogares.
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