Las acciones de las sociedad provocan un impacto, ya sea positivo o negativo, en el Medio Ambiente. El depósito correcto o incorrecto de los diferentes residuos es un claro ejemplo de ello. En este sentido, es necesario recalcar la importancia que tiene colocar cada desecho en su contenedor correspondiente y hacer un reciclaje de todo aquello que se pueda. De lo contrario, si los residuos acaban abandonados, serán cientos los años que tarden en descomponerse, por lo que se generará contaminación y se dañarán ecosistemas, con todo lo que eso supone para la salud del planeta y de la propia vida humana.

El tiempo de la degradación de cada residuo es diferente. E incluso dos residuos iguales también tardan un tiempo diferente en degradarse. Es decir, no hay un tiempo concreto ya que todo está influenciado por distintos factores del propio residuo como son el tamaño y su volumen, además de las condiciones del entorno en el que se encuentra.
Una aproximación
Por estas cuestiones, no se puede dar una cifra concreta de degradación de los residuos aunque sí se puede establecer un baremo aproximado, que da una idea de las consecuencias significativas que suponen para el Medio Ambiente.
Por ejemplo, el papel, de manera natural, puede tardar meses en descomponerse e incluso llegar hasta un año, sobre todo en un ambiente seco. La situación es mucho más preocupante cuando se habla del vidrio, el cual puede tardar más de 40 siglos en descomponerse, es decir, más de 4.000 años, ya que es un material muy resistente. Sin embargo es muy fácil conseguir que todo este tiempo se reduzca a cero: reciclando. El vidrio es un material 100% reciclable de manera infinita, por lo que depende del ser humano que termine en un contenedor de reciclaje para que no contamine durante miles de años el planeta.
Por el lado contrario, los residuos orgánicos, como pueden ser los restos de comida tardan en descomponerse entre días y meses, dependiendo de su localización. Para evitar esta situación, es importante que cada persona lleve a cabo un consumo responsable en su hogar para disminuir todo lo posible el desperdicio alimentario.
Entre otros ejemplos, las colillas de cigarros pueden tardar hasta una década en degradarse; una bolsa de plástico puede estar más de cien años sin descomponerse; y una pila puede alcanzar hasta un milenio.
Todas estas cuestiones ponen de manifiesto la necesidad y urgencia de llevar a cabo una separación y un reciclaje de los residuos en el día a día para proteger el Medio Ambiente y, en definitiva, la salud de todos.
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